domingo, 16 de marzo de 2014

LA GRAN BELLEZA. Roma hermosa y decadente pero, sobre todo, grande y bella.

La Grande Bellezza, la grande grande Bellezza.

Maravillosa película allá donde las haya, de estas que te hacen salir del cine creyendo que todavía pueden sorprendernos y que aún queda mucho por ver y que, tras el despiste de A Roma con Amor (que se lo perdonaremos por ser Woody Allen), Roma es una ciudad que hace que te enamores de ella y la odies a partes iguales.


Roma se presenta como telón de fondo de historias de frivolidad y hastío que se apoyan y se consuelan unas en otras, conscientes de su vacuidad pero también de su suerte.

Su personaje principal, Jep Gambardella (encarnado por Toni Servillo), lo demuestra a lo largo de la película, un periodista de éxito que tras la publicación de un único libro años atrás se convirtió en referente de la clase alta romana y cuyo estatus social subió como la espuma, cumpliendo sus expectativas al llegar a Roma. Un personaje seducido por la vida nocturna que tras su 65 cumpleaños reflexiona sobre los pasados años de su vida de fiesta y celebraciones en un escenario de una belleza intemporal tan absurda como exquisita.

To this question, as kids, my friends always gave the same answer: "Pussy". Whereas I answered "The smell of old people's houses" The question was "What do you really like the most in life?" I was destined for sensibility. I was destined to become a writer. I was destined to become Jep Gambardella.

Con esta historia central vamos recorriendo junto con el personaje protagonista unos escenarios increíbles, descubriendo una Roma distinta, desde un punto de vista diferente que escapa de la imagen que los turistas hayamos podido conocer.

La fotografía es increíble, aunque los escenarios en los que se ha rodado lo ponen muy fácil, y la banda sonora no tiene desperdicio mezclando temas clásicos del petardeo italiano (Raffaella Carrá) con una música clásica original que hipnotiza.

To travel is very useful, it makes the imagination work, the rest is just delusion and pain. Our journey is entirely imaginary, which is its strength.

¿Lo mejor? La fotografía y los diálogos.
¿Lo peor? Nos prepara para el final mucho antes de que este llegue.

Pero aún así merece la pena dejarse envolver en el entorno que nos presenta, sintiendo compasión, así como envidia, de sus personajes elaborados fríos y forzados a una compañía que les haga sobrellevar la vida por la que han luchado y que no ha resultado ser cómo ellos pensaban. Ten cuidado con lo que deseas, puede hacerse realidad.

En conclusión, una gran, gran y bella película, que hace honor a su nombre y a su Oscar. Su director Paolo Sorrentino puede sentirse orgullo de haber devuelto a Roma la imagen evocadora y nostálgica de La Dolce Vita de Fellini.

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